martes, 26 de abril de 2011

MANIFIESTO POR LA III REPÚBLICA

Un 14 de abril en Madrid, hace 80 años, el pueblo desencadenó sus ansias de libertad y de justicia y, al igual que en otras ciudades y pueblos, encarnó su poder soberano y proclamó la República.
Ocho décadas después hay muchas más similitudes de las que parecen entre la situación que tenían los hombres y mujeres de entonces y la que vivimos ahora.
También entonces el capitalismo había generado una gravísima crisis económica y, como hoy, millones de trabajadoras y trabajadores desempleados, sobre todo los más jóvenes, carecían de futuro.
Ahora como entonces los empresarios, banqueros y terratenientes con el rey Borbón a la cabeza, los que en medio de la crisis tienen más beneficios que nunca, junto al gobierno que les representa, no dejan de descargar sobre la espalda de la clase obrera recorte tras recorte de derechos sociales y laborales y de servicios públicos.
También hoy una Iglesia corrupta, comprometida hasta la médula con los sectores más retrógrados, llena sus arcas con fondos públicos y utiliza la financiación que recibe y que sale de nuestros impuestos para asegurarse el tesoro más preciado: domesticar las mentes de la infancia y la juventud.
Ahora también, con un Borbón como Jefe de las Fuerzas Armadas, el Ejército español actúa al servicio de la rapiña de las grandes empresas atacando a los países cuyos gobernantes no se les someten lo suficiente.
Hoy, para mayor escarnio, el ataque lo dirige un gobierno PSOE, con siglas de izquierda y que ganó unas elecciones al grito de “No a la guerra”. En estos días, el imperialismo europeo y estadounidense ha decidido profundizar abiertamente en la guerra y el saqueo de los pueblos árabes. El Estado español, parte integrante de la OTAN, brazo armado del capitalismo occidental, es partícipe del genocidio que el imperialismo está llevando a cabo en Iraq, Afganistán, Palestina o, recientemente, en Libia.
Los pueblos del Estado español, que recibieron la más bella muestra de solidaridad internacionalista en defensa de su República, no pueden dejar de condenar la agresión imperialista y mostrar su solidaridad con el pueblo libio y por su soberanía.
La Transición, una jugada de trileros
Treinta y cinco años después de lo que llamaron “Transición modélica” nos encontramos que, como en una jugada de trileros, se cambiaron algunas fichas de sitio para que siempre perdieran los mismos. Se cambió algo para que no cambiara nada.
Nos dijeron los que en nombre de la clase obrera y de los pueblos firmaron los Pactos de la Moncloa que “no se podía hacer otra cosa” y el resultado es que nos colocaron a un rey designado por Franco, como máximo valedor de las oligarquías corruptas y retrógradas. Frente al potente movimiento obrero y popular que luchó contra la Dictadura, nos encontramos hoy con una izquierda casi desaparecida y unas cúpulas de los sindicatos mayoritarios que han olvidado los intereses que representan.
Hablaron de “reconciliación” para amnistiar los crímenes de la Dictadura, sin que hasta la fecha la vergonzosa Ley de Memoria Histórica haya anulado ni una sentencia dictada por los tribunales fascistas, ni siquiera las del 27 de septiembre de 1975, las de Miguel Hernández, Julián Grimau o los anarquistas Granados y Delgado.
Nos contaron que habría libertad y hoy más que nunca se reprime al movimiento obrero que resiste y a jóvenes estudiantes, antifascistas o independentistas. El mismo Estado que es condenado por tribunales internaciona-les por la aplicación generalizada de la tortura pretende seguir manteniendo sin derechos civiles y políticos a cientos de miles de vascos y vascas y con cualquier organización que cuestione el orden establecido.
¿Hasta cuándo vamos a seguir con los brazos cruzados mirando lo que sucede? Es necesario decir ¡Basta ya!
El gravísimo retroceso en derechos sociales y laborales decidido por el gobierno PSOE, y que el PP se dispone a continuar, tiene lugar mientras la patronal de la banca y las grandes empresas se reparten mayores benefi-cios que nunca - ¡50.000 millones de euros el último año! - en gran parte procedentes de fondos públicos. La corrupción política penetra en todas las administraciones y aparatos del Estado, empezando por la Casa Real.
El denominado “pacto social” es una de las mayores expresiones de la podredumbre política y hasta moral de la monarquía constitucional. El “pacto social” es la agresión institucionalizada sobre el conjunto del pueblo, la coartada para el expolio de los derechos históricos de los trabajadores. El “pacto social” es, en definitiva, la estrategia de sometimiento a los intereses de la oligarquía empresarial.
Las organizaciones republicanas que convocamos esta manifestación creemos que estos hechos ponen de manifiesto el verdadero carácter del régimen surgido de la Transición, que dejó intacta la esencia de la Dictadura franquista y que dejó a la clase obrera y a los pueblos sin referente y sin proyecto político.
Desde hace más de treinta años nos han engañado diciendo que la Constitución de 1978 amparaba derechos económicos y sociales como el derecho al trabajo, a la vivienda, a pensiones dignas, a la sanidad y educación públicas y de calidad, y tantos otros, que son – evidentemente – papel mojado.
Los “derechos democráticos” siguen el mismo camino. Están siendo pisoteados porque la represión es su única respuesta ante lo que más les preocupa: que la clase obrera y los pueblos se organicen y luchen.
Eso es precisamente lo que proponemos. El pacto social no lleva más que al debilitamiento progresivo de las trabajadoras y trabajadores y a retrocesos sin fin de sus derechos frente a un capital insaciable y a un gobierno a él supeditado.
Llamamos a la lucha por un programa común “Por la República” que debe incluir:
           Derogación de la Constitución de 1978 y apertura de un proceso constituyente que parta de la ruptura con la legislación e instituciones del régimen y cuyo desarrollo contemple una consulta popular para elegir libremente entre Monarquía y República. Salida de la OTAN y desmantelamiento de las Bases. Separación absoluta de la Iglesia y el Estado; por un Estado laico.
           Nacionalización de la banca y de todas las empresas estratégicas como energía, comunicaciones, transporte, industria farmacéutica básica, etc. Todos los recursos naturales deben ser de propiedad pública. Reforma agraria. Reforma fiscal progresiva. Educación, sanidad y servicios sociales exclusivamente públicos. No a la financiación pública de la empresa privada. Vivienda social pública y paralización de los desahucios. Protección social completa para todas las personas desempleadas. Igualdad de la mujer trabajadora.
           Derecho de autodeterminación para todos los pueblos y naciones oprimidas. Libertad de expresión, de reunión, asociación, manifestación y acción política. Derogación de la Ley de Extranjería y plenos derechos para todos los trabajadores extranjeros.
           Contra la impunidad de los crímenes de la Dictadura. Anulación de las sentencias de los tribunales fascistas. Verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo. Eliminación de toda la simbología fascista en lugares públicos.
           Libertad para todos los presos políticos antifascistas, comunistas, anarquistas e independentistas y amplio indulto para los presos por causas que tienen su origen en las desigualdades sociales. Derogación de la Ley de Partidos. Disolución de la Audiencia Nacional, de los tribunales militares y de los cuerpos represivos, así como depuración de responsabilidades de los torturadores y de los implicados en la guerra sucia.
El 80 aniversario del 14 de abril de 1931 nos recuerda que la República la engendró el pueblo, que ella es el marco más democrático posible y que es el que proporciona las mejores condiciones para la emancipación de la clase obrera y de los pueblos. Por ello debe formar parte esencial de sus reivindicaciones y de sus luchas.
Reivindicamos no sólo la memoria de quienes se dejaron la vida, la juventud y la libertad en la lucha contra el fascismo, sino su derecho a ver realizados sus proyectos de justicia y emancipación que hoy, nosotras y nosotros, encarnamos.
La fuerza de su memoria y la conciencia de que sólo los trabajadores y los pueblos podemos engendrar alternativas de vida y dignidad frente a la barbarie que el capitalismo nos prepara, nos enseñarán a alumbrar el único camino posible de unidad y de lucha hacia la III República.
POR LOS DERECHOS SOCIALES Y LABORALES. NO AL PACTO SOCIAL
CONTRA LA IMPUNIDAD DEL FRANQUISMO
POR UN ESTADO LAICO
POR EL DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS
¡DEROGACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1978!
¡POR LA III REPÚBLICA!
COORDINADORA REPUBLICANA DE MADRID

La apuesta por la cultura en la II República Española

Desde los primeros momentos del Nuevo Régimen, los dirigentes republicanos apostaron decididamente por la cultura.
La  II República Española fue un período repleto de luces y sombras, de aciertos y fracasos, de promesas cumplidas y deseos hechos añicos. No obstante, hoy que tantos aspectos se están cuestionando de aquel tumultuoso y apasionante momento histórico, hay algo que resulta del todo incuestionable: aquel 14 de abril de 1931, las mujeres y hombres de este país no apostaron sólo por un cambio de régimen político. Aquel día primaveral con aires de día festivo, la ciudadanía se echó a la calle por algo mucho más sustancial. La gente, tras siglos de pobreza, atraso, analfabetismo, y penurias de todo tipo, estaba ávida de pan y libertad, por supuesto, pero también de cultura, de libros, de obras de teatro, aunque la inmensa mayoría jamás había visto nada parecido.

Desde los primeros momentos del Nuevo Régimen, los dirigentes republicanos apostaron decididamente por la cultura. Las medidas de carácter educativo y cultural puestas en marcha por la República tuvieron que ver, principalmente, con la construcción de nuevas escuelas y con lo que se dio en llamar las Misiones Pedagógicas.

Los republicanos españoles estaban dispuestos a que España dejara atrás su atraso secular, y para ello había que terminar, antes que nada, con el analfabetismo galopante que asolaba el territorio nacional. Gabriel Jackson estima que la mitad de la población de este país no sabía ni leer ni escribir en 1931. Para el Gobierno Republicano provisional el objetivo prioritario era la construcción, en cuatro años, de 27.000 escuelas de educación primaria que atendieran a un millón y medio de niñas y niños que no estaban escolarizados. Tanto Marcelino Domingo, primer Ministro de Instrucción Pública, como su sucesor al frente del Ministerio, Fernando de los Ríos, pusieron toda la carne en el asador para que su plan de construcción de escuelas, sobre todo en las zonas rurales, arribara a buen puerto. Para que nos hagamos una idea, ahí están los datos.

Desde 1909 hasta la caída de la Monarquía, se construyeron 11.128 escuelas. Desde abril de 1931 hasta diciembre de 1932, se edificaron 9.600 nuevas escuelas. Y lo mismo ocurrió con la contratación de maestros. Sólo en los primeros meses se contrataron 7000 nuevos maestros y maestras, a los que se les subió el sueldo un 15 por ciento entre 1931 y 1933. Sin embargo, ambos ministros tuvieron que enfrentarse a numerosos problemas, sobre todo relacionados con la Iglesia Católica, decidida a defender con uñas y dientes (como se vio unos años después) los privilegios ancestrales de los que gozaban en materia educativa e incapaz de comprender, como sostiene Gabriel Jackson, que el objetivo prioritario de aquellas medidas era "proporcionar un mínimo de educación a todos los niños de España."

El otro gran hito cultural de la II República fueron las Misiones Pedagógicas. Si tuviésemos que explicarle a alguien completamente ajeno al tema qué significaron las Misiones, nada más esclarecedor que las palabras del periodista y escritor Eduardo Haro Tecglen en su libro El niño republicano: "iban por pueblos de hambre y miseria, y desde una cultura elevada llevaban romances, canciones, representaciones, a gentes que no sabían, literalmente, leer: pero que de pronto entendían, se veían a sí mismos representados, y a sus problemas: y reían, y gozaban." Esa era el objetivo principal de las Misiones Pedagógicas: acercar la cultura a personas que por su condición social y, sobre todo, por su situación geográfica, jamás habían tenido contacto con algo parecido a la alta cultura. El Patronato de las Misiones Pedagógicas estuvo presidido por Manuel Bartolomé Cossío e integrado por figuras de la talla intelectual y moral de Antonio Machado, Pedro Salinas, Luis Bello o Rodolfo Llopis, entre otros.

Desde mayo de 1931 en que fueron creadas, las Misiones Pedagógicas ofrecieron diversos servicios itinerantes, tales como bibliotecas (se repartieron más de cinco mil bibliotecas y más de medio millón de libros), obras de teatro, museo, cine, guiñoles y música. Todo ello gestionado, dirigido, puesto en marcha por personas que no cobraban por hacer este trabajo, es decir, hombres y mujeres que estaban allí por puro altruismo. En muchos lugares de este país, gracias al esfuerzo desinteresado de estas personas, se pudo ver por primera vez una película de Charlot, escuchar una sinfonía de Beethoven, o ver una reproducción de un cuadro de El Greco. Como anécdota hay que destacar que un joven José Val del Omar, actuó en calidad de cineasta para rodar un documental de aquellas jornadas.

Unido íntimamente al espíritu de las Misiones Pedagógicas estuvo el proyecto de teatro universitario liderado por Federico García Lorca: La Barraca. La idea del poeta y dramaturgo granadino no era otra que poner al pueblo llano en contacto con el mejor teatro que había dado la historia de la literatura, o como señala Ian Gibson, llevar un poco de “esperanza a comunidades que a veces daban la impresión de vivir todavía en la Edad de Piedra.”

Como ya sabemos, todo esto quedó truncado por el golpe militar del 18 de julio de 1936 y por la posterior Guerra Civil, con la barbarie que conllevó. Miles de maestros y maestras, de escritores, de intelectuales y gente de la cultura, fueron asesinados, encarcelados, depurados, silenciados, o simplemente se vieron obligados a exiliarse para salvar su vida.

Sirva este modesto artículo para recordar la memoria de todas las personas que de una u otra manera pusieron su granito de arena para que aquellos proyectos fuesen una realidad.