miércoles, 25 de abril de 2012

La negación de Azaña







Enfermo de dolor, perseguido por tantos y tantos, murió y fue enterrado dentro de una caja de pino, cubierto con la bandera de México -nación que siempre estará en el corazón de lo republicanos españoles- al ser prohibida la enseña de esa España derrotada que tanto amo y por la que dio la vida.

Pasaron los años de cielo negro, los años de fascismo, represión bárbara, explotación. Murió el dictador y España de la mano de un Rey nombrado a dedo por el criminal Franco, al que le juró de todo para ser coronado, retomó un grisácea democracia que nada tiene que ver con aquella primavera luminosa de 1931 en la que el pueblo expulso a un rey manchado en una dictadura cruel y en un desastre marroquí nunca investigado.

 El pueblo había hecho justicia pero los militares españoles, los aviones nazis y los ejércitos italianos se la arrebataron a punta de crimen, a punta de fascismo. ¡No de otra forma!, pues el pueblo respondió al criminal atentado con el heroísmo esperado de una nación que renacía después de siglos de barbarie monárquica. Nazis y fascistas, la No Intervención de la mano de ingleses y franceses que dejó desarmada a la República el apoyo larvado de tantos y tantos al franquismo hicieron posible la derrota de la República, nunca los mola ni los yagües que habrían sido derrotados de un mamporro por los trabajadores.

Lo primero que hizo la seudo democracia Juan carlista, -esta vez utilizando a los partidos de izquierda PSOE y sobre todo PCE- fue echar cal viva sobre la tumba de Azaña. ¿Qué temían? A los partidos republicanos no se les legalizo frustrándoles la posibilidad de que se presentaran a las importantes elecciones en las que se dividió el pastel español, por tanto su voz, la más autorizada, la voz de los republicanos, desconocemos con que fuerza no pudo oírse en los debates constitucionales que llevaron al bodrio de la constitución de 1978.

Hoy, muchos años después, cuando el PCE es sólo una sombra de aquel partido que lucho en la clandestinidad contra el franquismo desde el día siguiente de la derrota, con el sacrificio heroico de miles de militantes como Las Trece Rosas, ¡que lo hicieron por la República! cuando la historia los están mandando a las catacumbas, pretende hacernos creer que han enarbolado la bandera de la República. No es verdad. Pues, si lo fuera, la primera obligación PCE-IU sería explicar su comportamiento en la transición.

Como en Santa Gadea Alfonso VI hoy el PCE, debe prometer que nada tuvieron que ver en aquella traición que coronó a un rey franquista y relego el republicanismo al ostracismo más terrible. Si el PCE quiere recobrar su cuerpo tendrá que explicar su comportamiento en la transición y en caso de culpa autocriticarse honestamente y humildemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario