sábado, 29 de enero de 2011

La II República Española de los Maestros



Ninguna de las medidas del gobierno republicano causó tanta polémica como la decisión de instaurar una escuela laica, y más concretamente, la no obligatoriedad de la asignatura de religión primero y la supresión después de dicha asignatura en las escuelas públicas.

El ideario republicano, que recogía las principales corrientes de innovación pedagógica, se resumía en una escuela laica, unificada y coeducativa de alumnos y alumnas. No en vano, se conoce a la II República como “la república de los maestros”, tan felizmente ilustrada en la película La lengua de las mariposas. En un momento en que se discute el modelo educativo, cuando vuelve a haber polémica a propósito de la enseñanza de la religión, quizá sea el momento de reivindicar la memoria de aquellos maestros de escuela que el franquismo condenó a la represión y al olvido. “Laica, obligatoria y gratuita”. Así defendía la enseñanza la Constitución de 1931, que atribuía al Estado el servicio público de la cultura.

La Represión a los Maestros Republicanos


Los profesores republicanos más afortunados – los que salvaron la vida–. Se pueden leer frases como 'separar definitivamente del servicio y que cause baja en el escalafón que le corresponda a Don. En este caso, el maestro suponía un objetivo de eliminación de los sublevados contra la República por ser, precisamente, objeto de promoción de esa misma República con ideas de educación universal, laica y moderna.

Como imposible arrojar una cifra definitiva sobre el número de depurados, sí que evidencia las fatales consecuencias de aquella depuración: "Se perdió un colectivo de maestros muy preparados, con ideas muy modernas y avanzadas y su pérdida fue irreparable para la calidad de la enseñanza".

Un caso que sirve como metáfora de lo ocurrido con la educación tras la represión franquista. Aunque verdugos y víctimas siguieran físicamente vivos, la muerte de la inteligencia, ya no sólo ideológica, sino meramente práctica, sobre todo en el medio rural fue irreparable.

De hecho, la represión fue tan efectiva que el régimen se las vio y se las deseó para sustituir a los depurados "con profesorado de baja calidad y clero". Tanto que en los años 50, en una ficción de Justicia, comenzaron a reconocer que algunas de las denuncias contra profesores eran falsas y se les pidió que volviera a ejercer después de 30 años en dique seco

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