lunes, 8 de noviembre de 2010

MEMORIA HISTORICA







Este artículo analiza críticamente el documental de TVE sobre la Memoria Histórica que se basa en entrevistas a José Álvarez Junco, Javier Pradera, Santos Julia y Julián Casanova. El artículo argumenta en contra de las tesis sostenidas en el documental de que una vez enterrados los desaparecidos es importante cerrar el capítulo de recuperar la memoria histórica y dejar de exigir responsabilidades por los asesinatos y crímenes cometidos por los vencedores de la Guerra Civil.

 El artículo sostiene que la recuperación de los desaparecidos conlleva la recuperación de su memoria y la corrección de la historia de nuestro país, que continúa promoviendo la visión de que lo que llaman erróneamente “los dos bandos” compartieron las responsabilidades de lo acaecido. La limitada democracia española requiere una corrección de la historia de España, para que ésta esté basada en los valores democráticos que la mayoría de los desaparecidos defendieron.




Ya que nos encontramos inmersos en una situación en la que el estado español se niega a avanzar en sus políticas de memoria histórica, y más aún desde marcando los límites de hasta donde se puede llegar en la lucha por el derecho a la Verdad, a la Justicia y a la Reparación para las víctimas del franquismo, y que por culpa de leyes, como por ejemplo, la ley de amnistía de 1977 (la cual ha sido definida como ley de punto final por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas así como absolutamente incompatible con el Derecho Penal Internacional y los Derechos Humanos) y de la mal llamada ley de memoria histórica, están obstaculizando que las víctimas del genocidio franquista obtengan al fin dichos derechos.

Además de los “video-debates”, se ofrecerá la proyección de documentales, exposiciones y conferencias, para así también recordar que el franquismo decidió realizar una operación organizada y sistemática de exterminio y represión de todos los defensores de la libertad, la justicia social y la democracia. Y reseñar que no es, por tanto, una cuestión exclusivamente privada y familiar, sino que se trata de una cuestión que afecta profundamente a la deteriorada democracia actual. No se trata sólo de recuperar restos cadavéricos para entregarlos a las familias, sino de recuperar los valores de igualdad, fraternidad y solidaridad que portaban aquellos hombres y mujeres represaliados por el fascismo español. Recordamos que la recuperación de estos valores, en momentos como los que vivimos son tarea fundamental de todos.

Por otra parte, el método histórico se alimenta de la memoria. Y la memoria de los vencidos no se ha recogido. Cualquier memoria es política y, por lo tanto, su recogida es también política. No encuentro censurable que las izquierdas quieran recuperar sus valores políticos en aquella memoria, tal como las derechas lo han hecho (dificultando además ahora que las izquierdas lo hagan). Lo que el compromiso democrático exige es precisamente denunciar el silencio sobre el pasado, causado por las coordenadas de poder (político y mediático) existentes en España, a favor de las derechas.

Si hubiera habido rotura, con el estado considerándose heredero de la República (que hizo reformas sustanciales en un corto periodo) y con las izquierdas gobernantes, hoy España tendría un estado del bienestar mucho más desarrollado que el que tiene en la actualidad. En Europa, donde las izquierdas han sido fuertes (como en los países nórdicos), el bienestar social y la calidad de vida, incluida la democrática, han sido mucho más altos que en países como España, donde las derechas han sido muy fuertes.

Por otra parte, la historia no se reproduce sólo a través de los libros de historia, sino a través de la cultura y conocimiento (que va desde el cancionero popular a películas, obras de teatro y un largo etcétera) que promueven una visión de la realidad a costa de otras. Estamos, pues, tocando el tema clave en una democracia que es la producción y reproducción de valores, o lo que mi amigo Norman Chomsky llama “los aparatos de producción del consumo ideológico dominante”. Y creo fácil de mostrar (como lo he hecho en mis libros) que tales medios en España están claramente sesgados excluyendo y discriminando a las izquierdas.

 La Ley de la Memoria Histórica aprobada por el GOBIERNO, que de una manera explícita intenta no sólo enterrar a los muertos, sino desenterrar su memoria y la de los que lucharon en contra del fascismo, intervención que es protestada por las derechas acusando al gobierno de volver a los fantasmas de la Guerra Civil, politizando el pasado. Lo que el gobierno catalán hace es romper con el dominio político de aquel pasado por parte de los responsables del horror de aquellas horribles páginas de nuestra historia. Y esto es lo que creo debe hacerse.



El crisol

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